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LA EPIDEMIA DE ÉBOLA Y LAS CARENCIAS DE PERSONAL SANITARIO

La epidemia de ébola que sufre África Occidental se ha convertido en la mayor alarma mediática de los últimos años. Los motivos están claros. Por un lado, su alta letalidad, por otro la falta de medidas de prevención seguras y la ausencia de un tratamiento específico, pero sobre todo, su rápida expansión y por ende la posibilidad de que pueda afectar a los países desarrollados.

Sin embargo, y a pesar de todas estas circunstancias, el ébola no es la única crisis sanitaria a la que se enfrentan estos países, y son otras enfermedades como la malaria, el cólera o la tuberculosis las que acaban con un mayor número de personas cada año. Por tanto, si bien es cierto que se deben tomar medidas para frenar esta enfermedad endémica, también lo es que cuantitativamente no tiene, por lo menos hasta el momento, la importancia en términos de mortalidad que tienen otras enfermedades. Lo que sí que coincide en todas las epidemias es que los recursos económicos, técnicos y humanos para erradicarla no son suficientes, prueba de ello es que a principios de septiembre la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió que se cuadriplicaran los esfuerzos contra el ébola por parte de las agencias humanitarias. Liberia, Guinea y Sierra Leona son los 3 países más afectados por este virus, y no es casualidad que también estén dentro de la lista de los 15 países con menos personal sanitario por habitante -en los puestos 6, 10 y 14 respectivamente-. Las malas cifras también se repiten en términos de mortalidad materna, datos que son un buen indicador de la fortaleza o debilidad de un sistema de salud. Sierra Leona es el país que tiene la tasa de mortalidad materna más alta del mundo, estando Guinea y Liberia en los puestos 9 y 10. Y los países desarrollados somos parte del problema: Liberia y Sierra Leone son dos de los 5 países africanos que pierden más del 50% de sus médicos porque migran a los países de la OCDE. Con estos números tan alarmantes, lo que está claro es que la escasez de personal sanitario es un gran problema en todos los países africanos, y que los sistemas de salud son extremadamente frágiles. Pero ojala el problema solo fuera la cantidad, en muchas ocasiones lo que falla es la ausencia de personal de salud bien capacitado. Es fundamental la formación sanitaria, pero también el desarrollo de capacidades básicas como la asimilación de otros patrones culturales, competencia indispensable para que puedan ser aceptados por la población, evitando rechazos. En África hay 731 etnias diferentes por lo que esperar un comportamiento homogéneo es complicado.

El caso concreto de la epidemia del ébola es un ejemplo ideal de la importancia de ampliar la formación sanitaria en ámbitos que trascienden de lo puramente clínico. Y es que se han detectado serias dificultades para convencer a la población local de que, en ciertos rituales funerarios, hay que extremar las medidas de prevención del contagio de la enfermedad, ya que en el momento del fallecimiento es cuando la infectividad es más alta. Pero este es un trabajo, el de la confianza personal sanitario-comunidad, que no puede hacerse durante una emergencia, sino que es necesario incorporarlo en los objetivos a medio y largo plazo de formación de personal. Y si dejamos a un lado los conocimientos, los profesionales sanitarios también necesitan medios materiales, técnicos y económicos. Sin embargo, la nota dominante en la mayoría de las intervenciones es la precariedad de recursos, condición que explica por qué los trabajadores de salud están directamente afectados por esta epidemia, e incluso mueren, empeorando así el problema de la escasez de recursos humanos. Para medicusmundi la única solución a largo plazo es fortalecer los sistemas de salud locales, que son quienes deben responder a las necesidades de la población. Y dentro de este fortalecimiento, es necesario invertir en un programa de recursos humanos, en el que cada país sepa cuánto personal sanitario necesita y que perfiles profesionales deben tener, e invertir en la formación, mantenimiento y retención de estos, ya que son un elemento clave para asegurar la salud. Sin embargo, y a pesar de todo lo que hemos visto, sería un error pensar en que la solución es conseguir suficientes trabajadores sanitarios para luchar contra esta u otras epidemias. Ahora es el ébola, y es importante poner todos los esfuerzos para controlar este brote, pero... ¿qué pasará al año que viene? ¿será una epidemia de sarampión o una nueva gripe? ¿u otras viriasis hemorrágicas como las de Marburg o de Lassa? La salud no se puede compartimentar, y aunque parece que no hay más enfermedad que el ébola en estos momentos, no podemos olvidarnos de otras como la malaria, la tuberculosis, el VIH o las diarreas… todo ello en un entorno de extrema pobreza, que es el mayor determinante de Salud de una persona.