Saltar a contenido

La Atención Primaria va a ser más necesaria que nunca

Se ha escrito mucho sobre la “Crisis de la Atención Primaria de Salud”. Pero en ningún caso podemos hablar de crisis de la APS como concepto. Y es que, no solo no lo está, sino que es y va a ser más necesaria que nunca, como quedó demostrado en la pandemia. Ahora, el reto inmediato de la Atención Primaria pasa por afrontar tanto las consecuencias del cambio climático sobre la salud como la crisis demográfica debido al envejecimiento de la población (y su consecuente aumento de enfermedades no transmisibles).

 

 

 

 

Lo que sí está en crisis es la satisfacción de los usuarios con la gobernanza de los sistemas de salud, que en los últimos tiempos se han enfocado hacia la medicalización de la salud y  al hospitalcentrismo;   es decir,  estamos transitando de un sistema preventivo, propio de un modelo de salud pública basado en la APS, a un modelo curativo cuya principal característica es tratar la enfermedad.  A partir de este planteamiento, parece lógico pensar que la crisis en el ámbito de atención primaria es consubstancial con las decisiones tomadas, dado que la atención centrada en la persona y la intervención sobre los condicionantes de salud de la población no están alineadas con la medicalización creciente de un sistema sanitario orientado a la atención de enfermedades.

La gobernanza de la Atención Primaria ha provocado una  triple crisis: crisis de recursos humanos de personal sanitario (escasez de profesionales), crisis “moral y de valores” de los profesionales y crisis de la cobertura pública. Las tres están muy interrelacionadas y son dependientes de la crisis global de gobernanza del Sistema Nacional de Salud. Junto a estas tres crisis, y muy ligada a las mismas, está la infrafinanciación de la AP, problema crítico que afecta a la calidad y efectividad de los servicios y que requiere de compromiso político de todas las administraciones y de una política presupuestaria adecuada que consolide niveles de inversión suficientes como para mejorar la calidad de los servicios, tal y como se nos prometió tras la pandemia.

Un reciente estudio realizado por la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) (1) demuestra que el porcentaje dedicado a la AP apenas ha crecido seis centésimas entre 2022 y 2023. En los presupuestos aprobados para 2023, la inversión en primaria pasará del 14,93% al 14,99% (de media, pero con grandes diferencias entre CCAA) del gasto sanitario, muy lejos de al menos el 25% que recomienda la Organización Mundial de la Salud.

Además, el crecimiento del presupuesto es desigual tanto en los diferentes niveles como entre las Comunidades Autónomas. Así, el gasto en sanidad especializada creció un 29% de 2010 al 2020 por habitante, mientras que el gasto farmacéutico creció un 44% (entre 2014 y 2021) y en conciertos el 13%, según el observatorio de la FADSP, que alerta de la dificultad de comparar los presupuestos de las diferentes administraciones, así como la falta de datos generalizada.

Respecto a la crisis de recursos humanos del personal sanitario, originada en 2007, está directamente relacionada con la mala planificación de las necesidades de especialistas del Sistema Nacional de Salud (SNS), que es una de las múltiples causas que han llevado  a la Atención Primaria a su situación actual. El problema es tan grave que la Atención Primaria tiene dificultades para cubrir todas las necesidades de profesionales que requiere, y se está agravando por el importante número de jubilaciones que van a producirse en los próximos años, fenómeno conocido, predecible  y previsible. (2)

En cuanto a la crisis de cobertura pública es consecuencia de los problemas mencionados. Se refleja especialmente en la accesibilidad, con el aumento de las listas de espera, pero también en la continuidad, la longitudinalidad, la integralidad de la atención y en muchas otras de las cualidades que tiene la APS. Y se traduce en sobrecarga de las consultas en los Centros de Salud, en falta de tiempo para que los profesionales puedan realizar su trabajo con responsabilidad y calidad. Todo esto agravado en los periodos de descanso necesarios o en caso de ITs.

La creciente burocratización, la repetición de consultas originadas en las demoras crecientes de las consultas con especialistas para diagnóstico, tratamiento o realización de pruebas, también generan sobrecargas y crean en los profesionales sensación de escaso o nulo valor añadido de su trabajo.

Otro aspecto que repercute en el deteriorado de la AP es la excesiva temporalidad de los y las profesionales que trabajan en ella, lo que está generando una movilidad excesiva con permanentes cambios en todos los centros. Este factor daña de forma muy importante la continuidad y la longitudinalidad necesarias para que la Atención Primaria cumpla con sus funciones, además de dificultar la realización de actividades comunitarias de los centros de salud y sus funciones investigadoras y formadoras de otros profesionales y de la misma población, así como su participación.

Esta situación laboral tan precaria hace  mella en el personal, provocando una crisis de confianza, de valores y moral en los y las profesionales que sienten que su trabajo esta infravalorado por parte de los gestores políticos del Sistema Nacional de Salud. Además, el personal sanitario ve como se han incrementado las agresiones y ataques de todo tipo por parte de algunos usuarios. De otro lado, los usuarios a través de las encuestas de calidad de la atención empiezan a trasladar cierta insatisfacción y desconfianza en el sistema.

Consecuencia de todo ello  es que cada vez hay más profesionales que abandonan la AP (e incluso la profesión) que sufren trastornos por stress y ‘burn out’ y que están de baja por  trastornos mentales que, por cierto, se han duplicado(3) tras la pandemia.  A ello tenemos que añadir un número importante de profesionales que se han “exiliado” tratando de ver mejoradas  sus condiciones laborales, económicas y de prestigio (4).

Los retos sanitarios en el corto plazo son inmensos y cruciales para el bienestar de las personas. Nos referimos no solo a futuras pandemias, también a las patologías asociadas al envejecimiento de la población ( aumento de enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes, rnfermedades cardiovasculares, etc), a enfermedades  derivadas del cambio climático, a la alfabetización digital de los profesionales de la salud y a la incorporación de tecnología emergente, …, lo que requiere de  sistemas de salud robustos,  basados en una Atención Primaria de Salud sólida como la vía más eficiente de alcanzar la Cobertura Sanitaria Universal.

En medicusmundi trabajamos por el Derecho a la Salud de todas las personas fortaleciendo los sistemas públicos de salud, desarrollando capacidades y acciones que nos permitan abordar los factores de riesgo para la salud, así como los determinantes sociales y económicos que afectan a la salud. Además, apostamos por una Atención Primaria de Salud robusta, capaz de ampliar la calidad de los servicios de salud, de mejorar su acceso, la participación de las personas, sus liderazgos, la rectoría y la gobernanza.

Artículo escrito por Eduardo García Langarica, 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

(1) https://www.epe.es/es/sanidad/20230121/inversion-espana-atencion-primaria-apenas-crece-81561964

(2) Barber Pérez P, González López-Valcárcel B. Informes sobre Oferta y necesidad de médicos especialistas en España (2021-2035), (2018-2030), (2010-2025), (2006-2030), (2008-2025). [Internet.] Grupo de Investigación Economía de la salud. EcoSalud. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Ministerio de Sanidad. [consultado el 22 de diciembre de 2022]. Disponible en: https://www.sanidad.gob.es/areas/profesionesSanitarias/profesiones/necesidadEspecialistas/home.htm [ Links ] )

(3) https://www.publico.es/sociedad/educadores-sanitarios-triplican-bajas-laborales-problemas-salud-mental-siete-anos.html#md=modulo-portada-bloque:2col-t4;mm=mobile-big

(4)https://www.g-med.com/page/view-post?id=202935