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Los hospitales y personal sanitario, convertidos en campos de batalla y objetivos

Los 180 conflictos armados que hoy vive el planeta tienen especialmente amenazados al personal sanitario. El derecho Internacional Humanitario exige su protección.

El 7 de abril, Día Mundial de la Salud, es una fecha que la tomamos de referente para ir arañando en favor de la defensa de los derechos vinculados a la salud. Pero este año, el 7 de abril se solapa con otra fecha (7 de octubre): la que dio inicio al bombardeo sobre Gaza, sobre la población civil, sobre infraestructuras sanitarias y sobre el personal médico y sanitario.

 A lo largo de estos seis meses, hemos visto cómo el ejército israelí ha lanzado ataques precisos y localizados a instalaciones, centros e infraestructuras médicas, y personal sanitario y población civil están siendo víctimas del infierno que es la guerra. En el Día Mundial de la Salud denunciamos todas las atrocidades que se están cometiendo contra un derecho que está establecido y firmado por todos los países para tiempos de guerra. Y observamos con horror que, en los últimos años, es una práctica que se está normalizando sin que se inicien procesos legales contra los que cometen crímenes de guerra. Hablamos de Ucrania, Sudán, Yemen, Siria, Myanmar…

 ¿Qué dice la legislación internacional?

Los convenios de Ginebra de 1949 son la base reguladora del Derecho Internacional Humanitario, un conjunto de normas que pretende limitar la barbarie de la guerra y proteger a víctimas y personal de infraestructuras sanitarias. El título ll concretamente aglutina la protección de zonas sanitarias, de heridos y/o enfermos, de su evacuación, protección de hospitales y de su personal, así como del envío de medicamentos, víveres y agua. Y la protección de la infancia. Es decir, todo lo que NO se está haciendo ahora.

El director general de la OMS, Tedros Ghebreyesus declaró que “según el Derecho Internacional Humanitario, los hospitales, el personal sanitario, las ambulancias y los pacientes deben ser salvaguardados y protegidos contra todo acto de guerra”. Y añadió: “Aunque las instalaciones sanitarias se utilicen con fines militares, siempre se aplican los principios de distinción, precaución y proporcionalidad”.

 Desde los ataques estratégicos planificados durante la guerra de Siria sobre sus propios hospitales, la destrucción del sistema de salud en Yemen, los ataques sobre el personal médico e instalaciones en Sudán visibilizadas por la BBC, donde la ocupación y saqueo de centros de salud de Médicos Sin Fronteras impide atender a los civiles, la persecución a trabajadores sanitarios en Myanmar, así como secuestro y arresto de médicos, la negación deliberada de atención médica en Irán como práctica sistemática sobre la población, tratamientos médicos forzados sobre la población uigur en China.

Según un informe de la Coalición para la Salvaguardia de la Salud en Conflictos (SHCC), 2022 fue el peor año registrado hasta la fecha de ataques sobre trabajadores de salud (porque todavía no se conocen las bajas de 2023, que habrán aumentado)). Las cifras son aterradoras:

  1. Al menos 232 trabajadores de salud fueron asesinados.
  2. Al menos 298 fueron secuestrado.,
  3. 294 trabajadores de salud fueron arrestados.
  4. Se destruyeron 704 centros de salud en 25 países, con las consecuencias de dejar a los enfermos sin un sitio dónde acudir para recibir tratamientos, o el miedo de buscar otro por el peligro de ser atacado.
  5. A esto se une la escasez de personal sanitario, y cuyos ataques contribuyen al agotamiento y falta de estímulo de esta fuerza laboral cada vez menos numerosa por la falta de seguridad y la falta de apoyo.

Además, el informe subraya nuevas líneas como el creciente número de asaltos en campañas de vacunación en Afganistán, Pakistán, Malí, Myanmar, Nigeria, Sudán del Sur y Sudán. Incluso la ONU tuvo que cancelar campañas contra la polio en Afganistán tras los tiroteos de ¡10 trabajadores de vacunación! Esto afecta a miles de niños, ya que si hace 20 años se consideraba la polio erradicada, hoy sabemos que no es así: persiste en Afganistán y Pakistán.Y por supuesto, otro aspecto preocupante, como resultado de ataques contra centros sanitarios, es que se pone en claro peligro la salud materno infantil.

La coordinadora del Programa de Datos de Conflictos de Uppsala (UCDP), Therese Petterson, afirma que “con seguridad, al menos habrá ocho guerras hasta final de año, pero probablemente sean más”. Junto a la guerra en la Franja de Gaza desde el 7 de octubre, y la invasión rusa de Ucrania, de la que acaban de cumplirse dos años, se viven conflictos armados a gran escala en Burkina Faso, Somalia, Sudán, Yemen, Myanmar, Nigeria y Siria. Aunque si hablamos de conflictos, en la actualidad según la World Health Professions Alliance hay más de 180 conflictos armados en el mundo (más del doble que en 2010), y todos atendidos por profesionales de salud arriesgando sus vidas.

El Derecho Internacional Humanitario exige la protección de los centros y el personal sanitarios, el trato humano de los heridos y los enfermos, y prohíbe el uso indebido de los centros y vehículos sanitarios con fines militares. Las instalaciones sanitarias, las ambulancias y los profesionales de la salud nunca deben ser un objetivo. Por eso pedimos a todas las partes implicadas que respeten los Tratados de la Convención de Ginebra. Todas las partes salen ganando.