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La cobertura sanitaria universal ¿hay algo que celebrar?

El día 12 de diciembre se celebra el día de la Cobertura Sanitaria Universal, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial (BM) pretenden que sea el eje prioritario de la salud mundial en los próximos años. La Cobertura Sanitaria Universal pretende, básicamente que todas las personas pueden acceder a los servicios médicos que necesitan sin tener que experimentar dificultades financieras. Esta iniciativa cuenta con dos metas, una sobre la protección financiera en relación a la salud (“Para 2030, ninguna persona debería verse obligada a caer en la pobreza por sufragar gastos sanitarios”) y la otra sobre la prestación de servicios (“80% de personas empobrecidas tengan cubiertas sus necesidades en salud”).

Pero la situación actual de la cobertura sanitaria nos muestra los grandes déficits e inequidades que existen a nivel mundial. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que el 40% de la población mundial no tienen cobertura sanitaria, porcentaje que aumenta hasta el 80% en 44 países de América, Asia, pero sobre todo África, y sobre todo en zonas rurales. Estas enormes cifras son causantes de muchas muertes y dolor, de gente que tiene nombres y apellidos, de mujeres que no tiene acceso a un servicio de salud para controlar su embarazo y parto, de niños y niñas que no pueden acceder a campañas de vacunación por las que mueren o enferman o de pacientes de malaria, tuberculosis o vih/sida que sencillamente no tiene acceso a un tratamiento adecuado. Tenemos la tecnología y conocimientos suficientes para evitar gran parte de este sufrimiento, por lo que estos problemas de salud son en gran parte evitables. Tampoco podemos olvidarnos que en los países más enriquecidos tenemos nuestras bolsas de personas cuyas necesidades sanitarias no están cubiertas. En nuestro país, por ejemplo, tras la última reforma sanitaria, dejamos fuera del sistema público a aquellas personas migrantes que estaban en situación irregular.

Por lo tanto, de base, estamos muy lejos de alcanzar las metas propuestas, lo que significa que debe haber una enorme voluntad política para destinar los recursos necesarios para poder paliar las carencias que existen hasta el momento. Pero aceptando que es una idea ilusionante que puede cambiar realmente las inequidades de la salud mundial, la misma definición de las metas genera contradicciones con el mismo nombre de la propuesta. ¿Cómo podemos hablar de “universalidad” si ya de principio dejamos fuera al 20% de los pobres? ¿y quiénes serán esos pobres que no tengan cobertura? ¿y quién define quien es pobre? La experiencia nos muestra como normalmente son aquellas personas con mayores dificultades las que se quedan fuera de las grandes estrategias internacionales de desarrollo y de salud, porque son más difíciles de atender. Incluso ya hay iniciativas que pretenden dar “cobertura universal” pero solamente de unos servicios mínimos básicos (que ni siquiera están definidos por la población que lo debe recibir) pervirtiendo la idea de universalidad, como ya ocurriera con el concepto de Atención Primaria de Salud. Se corre el peligro de que un concepto global se vuelva selectivo y temporal, por lo que es necesario que las estrategias no tengan en cuenta solamente resultados a corto plazo, sino también habrá que profundizar en qué tipo de sistema de salud es el más equitativo y puede mantener los resultados a largo plazo. Por otra parte, es bastante pretencioso pretender que la salud está exclusivamente en manos de los sanitarios. Si nosotros tenemos una buena salud no es solamente porque tenemos un sistema de salud excelente, con grandes profesionales y en general con los medios necesarios para poder resolver nuestros problemas de salud. Existen unos determinantes de la salud, como el agua, la nutrición, la vivienda, los recursos monetarios, la equidad de género,…, que tienen una enorme influencia en la salud, y son tanto o más importantes que los hospitales y centros de salud que tenemos en nuestro entorno.

La búsqueda de la Cobertura Universal es una estupenda línea de partida, que necesita una voluntad política y social firme para que se pueda cumplir, pero que debemos complementar con acciones con los determinantes de salud, estableciendo la salud como prioritaria en todas las políticas y apoyando la participación de las personas en la definición de sus prioridades. Mientras tanto, será difícil que unos pocos privilegiados en el mundo podamos celebrar un día que nos debe recordar los problemas que mucha gente tiene para poder sencillamente acceder a un servicio de salud.