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Atención primaria: ¿una vuelta a la beneficencia?

La sanidad pública, con la atención primaria a la cabeza, se va a convertir en una atención para beneficencia, para gente sin recursos, si no se toman medidas a corto plazo. Pienso, que, aunque nadie lo dice, en la Comunidad de Madrid hay voluntad de privatización y que la gente contrate mutuas sanitarias’.

 

Este es el sentir de uno de los médicos de atención primaria (AP) de un centro de salud de Getafe que retomaba días atrás la huelga de los sanitarios en la Comunidad de Madrid. No se quiere identificar por miedo a posibles represalias. No se fía.

Nuestro médico anónimo atiende al día una media de 28 pacientes presenciales, más 35 consultas telefónicas, más otro 20% que no son suyos, sino de compañeros y compañeras de baja o con permisos. En su caso, cuenta, dedica tres minutos por paciente. Pero denuncia que hay otros colegas que a veces dedican sólo 1 minuto. Según Sheila Justo, vicepresidenta del sindicato médico AMYTS, el aumento del tiempo en consulta es uno de los puntos a tratar con la Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid. La reclamación es lograr un mínimo de 10 minutos por paciente en medicina de familia y de 13 minutos en pediatría.

Un millón de pacientes sin médico

La falta de médicos de familia en la Comunidad de Madrid (CAM) es otra de las flagrantes carencias. Hay un millón de pacientes sin médico o médica, y entre 200.00 y 250.000 niños sin pediatra asignado, según Guillermo Martín, pediatra y miembro de la Asociación Española de Pediatría. Para entenderlo numéricamente, si en la CAM había 908 pediatras en AP en 2016, en 2022 quedan 670 según sus propios datos ( y la población de la Comunidad de Madrid está subiendo). Con respecto a médicos de familia hay un 20% de plazas sin cubrir a día de hoy, según Sheila Justo. Uno de los motivos es que es una especialidad que ya no resulta atractiva a los residentes, por lo que es fundamental que se mejoren las condiciones laborales de los médicos y médicas de AP y se valore su trabajo, puesto que sobre ellos y ellas descansa toda la presión de esta crisis sanitaria hoy cronificada.

Y lo peor está por llegar: en España se jubilarán de media 7.000 médicos y médicas al año hasta 2034; es decir,  80.000 jubilados y jubiladas  médicos y médicas del “baby boom” de todas las especialidades, algunas de ellas sin relevo profesional, según un estudio realizado por Vicente Matas Aguilera, del Centro de Estudios del Sindicato Médico de Granada. Entre las especialidades más deficitarias en todo el país, destacan Medicina de Familia y Pediatría en Atención Primaria. Los motivos son los ya conocidos: la falta de estabilidad, la contratación poco atractiva, unas condiciones laborales abusivas, retribuciones bajísimas y una pésima planificación por parte de las administraciones públicas.

Recontratación de médicos y médicas jubilados

 Ante semejante crisis sanitaria, la solución que propone el gobierno a las comunidades autónomas es una medida que ya se tomó en la pandemia: la opción de ‘jubilación activa’ para no perder tantos médicos y médicas de familia y pediatría de golpe. Es decir, recuperar facultativos que ya estén jubilados y que se integren en esa modalidad de la jubilación activa. Se trata de un plan con una vigencia de tres años y varias posibilidades: se permitirá a los médicos y médicas la jubilación activa con régimen mejorado de compatibilidad de la pensión de hasta el 75%, y también se permitirá la jubilación parcial con el 50% de la jornada.

La propuesta del gobierno ha tenido una respuesta por parte de los profesionales cuanto menos escéptica, puesto que se trata de una solución cortoplacista. La pregunta que se hacen es ¿por qué no se contrata a los médicos y médicas que están en el paro?

Nuestro compañero Antonio Cabrera, voluntario de medicusmundi y médico de familia en Ciudad Lineal, nos comenta que contar con los jubilados no le parece solución: “Los médicos se pueden jubilar a los 70 años. Además, las condiciones de trabajo son mucho peores que cuando ellos empezaron. Creo que trabajar en estas condiciones no compensa a nadie, menos a gente mayor”. Y nos recuerda el esfuerzo que están llevando a cabo ante la carencia de médicos y médicas, y a costa de echar horas alargando su horario laboral. Antonio, aparte de tener una media de entre 45 y 50 pacientes, consultas telefónicas y un 20% de trabajo administrativo, tiene que dedicar la última parte de su día a día a las visitas a domicilio de personas que no pueden desplazarse a la consulta. “Mayores y discapacitadas están en inferioridad de condiciones. Primero tienen que llamar a la consulta numerosas veces hasta que consiguen que les cojan el teléfono. Después, la cita no será inmediata, a veces los médicos la posponen porque se emplea mucho más tiempo en ellas. En ocasiones, hay que revisar cinco o seis patologías de las que no se ha hecho seguimiento a causa de la pandemia. Al final suelen ser más largas. Y quiero recalcar que se han dejado de hacer tareas de prevención y promoción de la salud, educación para la salud, docencia, atención comunitaria, etc”.

Colapso en las Urgencias

 La situación en las urgencias extrahospitalarias también se ha visto afectada, con reducción de recursos. Según la Plataforma SAR (Servicio de Atención Rural), con el nuevo plan de la Comunidad de Madrid la situación queda así: si en marzo de 2020 había 78 centros con equipo completo todos los días, con el nuevo Plan se reducen a 47 con equipo completo (49 los fines de semana) y 19 centros sin médicos, sólo con enfermería y celador/a (29 los fines de semana).

La consecuencia inmediata de esta situación desemboca directamente en las urgencias hospitalarias. En algunas comunidades atienden un 40% más que en el año 2019, como resultado del colapso asistencial en la AP, y la presión va en aumento. El resultado: una ocupación hospitalaria que provoca falta de camas o de habitación y que los enfermos invadan todos los pasillos a la espera de ser atendidos…imágenes que tenemos todos grabadas en la retina y que vuelven a repetirse.

Recursos sanitarios

En el origen de la crisis sanitaria hoy cronificada está la insuficiente inversión pública que las comunidades autónomas destinan a la sanidad pública. Si ya España invierte mucho menos dinero en gasto sanitario que países de nuestro entorno como Inglaterra, Alemania, Francia (países receptores de nuestros trabajadores sanitarios, dicho sea de paso); además, existen fuertes desigualdades entre las comunidades que llevan a que los servicios sanitarios que un ciudadano o una ciudadana recibe varíen en función de la comunidad donde resida. e. Así vemos que la Comunidad de Madrid es la que menos invierte en salud pública, tanto en atención médica como en medicamentos. Destina un 10,74% del gasto sanitario total a la atención primaria, la más baja de la media nacional, cercana al 15%. Además, no ha incrementado este gasto sanitario para este año recién estrenado, 2023. Pero no sólo Madrid. Todos los presupuestos de las diferentes comunidades autónomas en inversión sanitaria están muy lejos del 25% del gasto que recomienda la Organización Mundial de la Salud para garantizar un sistema sanitario de calidad y una salud adecuada para la población.

 Los médicos y médicas de AP de la Comunidad de Madrid tomaron la iniciativa para la primera convocatoria de huelga a la que se han ido sumando otras comunidades como la de Andalucía, Extremadura, Comunidad Valenciana, Cataluña o Navarra. Sólo el Gobierno de Aragón se ha sentado a negociar con el colectivo sanitario en el último instante para evitar movilizaciones.

La Atención Primaria soluciona más del 80% de los problemas de salud que la población consulta. Un estudio de British Journal Practice del año 2021 demuestra que aquella población que tiene un médico de familia con un trabajo de seguimiento a lo largo de más de 15 años tiene una reducción de ingresos hospitalarios del 30%, una reducción de consultas en urgencias del 28% y, más importante aún, un descenso de mortalidad del 25%.

 Nuestros datos, tristemente, si se mantiene la tendencia actual nos abocan a una situación muy distinta a la que presenta el estudio de British Journal Practice si no ponemos remedio urgente. La equidad, la eficiencia y la calidad en la prestación sanitaria pública se encuentran comprometidas y el Sistema Nacional de Salud, como instrumento reconocido de solidaridad y cohesión social, en peligro de volver "a un sistema de beneficencia". Nos lo dice alguien que está en primera línea, en atención primaria. Un médico. Un doctor en huelga reclamando mejoras para la salud de todos y todas.