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La e-salud en los países del sur

Cómo el móvil y las nuevas tecnologías de la información pueden ser la oportunidad de derribar barreras en el acceso a la salud. 

La e-salud alude a la práctica del cuidado y entorno sanitario apoyada en tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC).

Foto: Burkina Faso, © Olivier Girard/ Terre des hommes Foundation

 

La e-salud ( alude a la práctica del cuidado y entorno sanitario apoyada en tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) entendiendo el entorno como prevención, diagnóstico, tratamiento, seguimiento, así como la gestión de la salud en términos de mejora de eficacia y ahorro de costes al sistema sanitario.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la e-salud (e-health en inglés) como "el uso rentable y seguro de las TIC (información, comunicación y tecnología) en apoyo de la salud y de los ámbitos relacionados con la salud, incluidos los servicios de atención sanitaria, la vigilancia de la salud, la documentación sanitaria y la educación, el conocimiento y la investigación en materia de salud". 

Ventajas de la e-salud en la salud pública

En la salud pública, la gestión de la información sanitaria y los procesos de comunicación son fundamentales y se ven facilitados o limitados por las tecnologías de la información y de la comunicación. Por ello, la e-salud posibilita a los profesionales sanitarios consultar con otros especialistas, tener el historial clínico de un enfermo al instante y reducir su número de visitas presenciales, monitorizar parámetros del enfermo (como pulsaciones, el ejercicio, horas de descanso,…). Todo en tiempo real, ya que la computación de datos sanitarios en la nube permite su disponibilidad inmediata para todos los profesionales, facilita la investigación biomédica y disminuye el coste del hardware y software sanitario.

Riesgos de la documentación en la nube

Los riesgos, en cambio, también existen y hay que considerarlos, como ya comentamos en el Informe de La Salud en la Cooperación 2018. Como la posibilidad del bloqueo de datos y el cuello de botella al usar masivamente esos datos, o incluso el pirateo informático. Pero, con todo, el mayor problema al que nos enfrentamos no son los aspectos operativos, sino la gobernanza de la información: cómo asegurar que prevalezca la defensa de los derechos sociales de la ciudadanía sobre las lógicas economicistas del mercado.

No hablamos sólo de los países desarrollados. Las empresas han visto un nicho de mercado en los países emergentes y en los de renta baja. Hay empresas que ya priorizan la e-salud dentro de su estrategia comercial en estas zonas. África, la región con mayores problemas de salud, porque más de 500 millones de personas utilizan regularmente un teléfono móvil en la actualidad, es desde hace años un punto de interés para ellas. Según la OMS, la e-salud puede ser una oportunidad para reducir barreras de acceso en la región. Los servicios de telesalud y telemedicina pueden eliminar las barreras geográficas en sitios aislados, y fomentar cambios positivos en el estilo de vida para prevenir y controlar enfermedades comunes.

A pesar de las grandes expectativas, las políticas que deben cubrir el uso de esta tecnología no están desarrolladas todavía adecuadamente en África. O incluso hay países, como en el caso de Uganda, que hasta decretaron (ocurrió en 2012) una “moratoria sobre la salud electrónica”.

La organización de operadores móviles Global System for Mobile Communication (GSMA) realizó un estudio en 10 países africanos y llegó a la conclusión de que hay que mejorar la legislación, los protocolos y las guías de las buenas prácticas en los países más empobrecidos. Una toma de decisiones eficaz y eficiente es de suma importancia en los países de bajos ingresos, donde hay aproximadamente 1 ó 2 médicos por cada 10.000 personas, en comparación con 30 por cada 10.000 en los países de la OCDE.

Herramienta de apoyo a la Cobertura Sanitaria Universal

La Organización Panamericana de Salud (OPS) realizó el informe “La Salud en la Región de las Américas: derribando las barreras a la implementación”, donde analizaba el uso de la e-salud como una herramienta de apoyo para conseguir la Cobertura Sanitaria Universal. El análisis mostraba que a pesar de los avances se está lejos de conseguir una e-salud operativa. El 40% de los países americanos no dispone de una política o estrategia nacional de e-salud operativa.  Sólo el 26,3% de los Estados miembros tiene una legislación que apoya el uso de los sistemas nacionales de Registro Electrónico de Salud (RES), y apenas el 36,8% se refieren directamente a la telesalud en sus políticas o estrategias. Aunque el 57,9% de los países dispone de un programa de salud móvil costeado por el gobierno, el 73,7% de los estados miembros no dispone de una entidad que se encargue de la supervisión normativa de la salud móvil para aplicaciones de calidad, seguridad y fiabilidad. Como en África, podemos afirmar que en América la e-salud se está desarrollando con muchas lagunas legislativas que pueden afectar a la eficacia y a la aceptación de la e-salud por parte de la población.

Como se aprecia, existe cierta pérdida de control de los poderes públicos sobre la información de la salud de la población. Incluso dando por hecho que este control existiera, hay que vigilar que su acceso no sea una barrera más que aumente la inequidad entre los ciudadanos: entre los que acceden a las ventajas de las TIC y los que no. Otro factor a considerar es que olamente tres países americanos cuentan con una política multilingüística para evitar las desigualdades de comunicación y de diversidad cultural.

Otra gran amenaza del masivo uso de las TIC es su uso como canal para difundir ideas perjudiciales o sin base científicas (fakenews) que pueden acabar perjudicando al conjunto de la población. Cualquier noticia falsa podría poner en peligro los propios sistemas de salud.

El futuro de la e-salud

La e-salud es un elemento determinante que incidirá tanto en las políticas sanitarias globales como en la salud mundial. En pocos años va a incrementar su capacidad de influencia en las tomas de decisiones. Por este motivo, es necesario reflexionar sobre el papel que las instituciones (globales, nacionales, locales, públicas, privadas,…) deben asumir, analizar los problemas que pueden aparecer y anteponer los derechos de la ciudadanía al acceso de los servicios de salud.