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Frente a la COVID19 más AlmaAta (y Atención Primaria)

A quien más quién menos les sonará las siglas APS (Atención Primaria en Salud) y a alguno menos la Conferencia de Alma Ata (1978), donde se originó esta estrategia sanitaria cuyos pilares básicos son la determinación social de la salud; la integralidad de servicios de promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación; la equidad en el acceso; la participación; y el abordaje comunitario, no sólo individual.

Una de las frases más escuchadas en estos días es que la pandemia ha puesto y sigue poniendo a prueba nuestro sistema de salud, debilitado tras la crisis de 2008 por la aplicación de recortes y el aumento de las privatizaciones de servicios. Aunque realmente estas tres últimas semanas el foco y la presión, tanto político como médica, se ha centrado únicamente en el ámbito hospitalario, que es una parte de todo el sistema. Recordemos que al inicio de la pandemia a los potenciales contagiados se les pedía que llamaran a un número de teléfono y que no acudieran a sus centros de salud; si había síntomas, te enviaban directamente a las urgencias hospitalarias. Por otro lado, las demandas públicas más persistentes han sido “hospitalarias”: más personal, más EPIs y más respiradores para los Hospitales.

Gran parte de los países desarrollados, no sólo España, han ido debilitando la perspectiva de salud salida de Alma Ata y dando más protagonismo al 'hospitalocentrismo' (componente del sistema de salud que ha sido más “privatizado”), llegando al culmen en esta pandemia. Es un error pensar, y hacernos creer, que la solución a esta o cualquier otra pandemia que nos aceche en el futuro debe pivotar en la capacidad hospitalaria, principalmente en cientos de camas en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) completamente equipadas. Afortunadamente, ni la mayoría de las personas contagiadas (en torno al 80-90%), incluidos los asintomáticos, necesitarán ingreso hospitalario; su detección precoz, su tratamiento terapéutico y su seguimiento será domiciliario, donde sin duda se sentirán más cómodos y acompañados.

Es en esos espacios donde entra otra de las estrategias de nuestro sistema nacional de salud, la Atención Primaria, con fuertes recortes durante la última década, y en la cual la emergencia hospitalaria surgida tras el estado de alarma la ha llevado cerca del colapso. Gran parte de su personal ha sido contagiado y/o derivado a estructuras de atención ambulatoria, como los mismos profesionales relatan en sus vivencias diarias.

Sin lugar a dudas, nuestra lucha contra la pandemia debe pasar este escollo de superar la crisis hospitalaria, victoria que llegará, aunque sea pírrica, pues no debe ocultar que hemos estado a 

punto de naufragar como consecuencia de un sistema sanitario debilitado, que requiere de más inversión pública y una mayor protección y garantía frente a las ineficiencias del mercado.

Pero junto a esta, debemos fijar una estrategia de salida tras el día después del confinamiento, y esta no va a pivotar sobre los hospitales, si no que requiere de más y mejor APS, y cuánto más próxima a los postulados de Alma Ata, mejor:

  • Dado el alto nivel de contagio del COVID-19, vamos a necesitar reforzar nuestra vigilancia epidemiológica, sólo la cercanía a la población, el conocimiento de los individuos y el enfoque comunitario garantizan el éxito de esa vigilancia, y eso es APS;
  • También vamos a necesitar mejorar la prevención de contagios, a través de una educación sanitaria que poco a poco nos llega, de forma confusa, a través de medios y redes sociales, plagadas de fake-news y ocurrencias varias. Esa educación forma parte de la APS;
  • Vamos a tener que proteger a los colectivos de riesgo y personas vulnerables, los datos estadísticos focalizan las tasas de mortalidad en una población de riesgo altamente definida, y nadie conoce mejor a su población que los y las profesionales de la APS;
  • Tendremos que continuar siendo solidarios en nuestro comportamiento social, respetando el uso de los espacios públicos y evitando el contagio comunitario, donde cada individuo no es un paciente, sino un miembro activo que cuida y protege a la comunidad;
  • Y como es normal, necesitaremos retomar el resto de las actividades asistenciales que se llevaban a cabo en estos centros de APS, el coronavirus no será la única amenaza para nuestra salud, incluso deberemos reforzar la atención para mitigar las demandas “aplazadas”, y sus complicaciones, consecuencia de esta emergencia.

Para llevar a cabo esa estrategia necesitamos centros de atención primaria mejor equipados: deben poder hacer pruebas diagnósticas hoy limitadas a los hospitales, contar con equipos de protección adecuados que eviten el contagio, y hacer uso de las nuevas tecnologías de la información para una mayor eficacia y eficiencia en su actuación. Todo ello sin olvidar incrementar los y las profesionales sanitarios disponibles (más allá de “retornar” al personal “emigrado” a los hospitales), para facilitar los tiempos y la calidad y calidez de la atención por paciente e incrementar la asistencia domiciliaria.

Esto será clave para contener una nueva avalancha en las urgencias de los hospitales cuando exista la mínima sospecha de contagio. La opción por la potenciación de la atención primaria tiene ya su evidencia en el caso de la Comunidad Autónoma de La Rioja, donde ha logrado que la tasa de hospitalización por Covid19 sea menor (31,4%) frente a la media nacional (56,7%). Serán los y las profesionales de atención primaria, con apoyo puntual de los hospitales, quienes mejor pueden llevar a cabo a futuro las acciones preventivas y asistenciales necesarias para dar respuesta a las necesidades que este virus está causando en la población. Si no reforzamos y retomamos con celeridad nuestra atención primaria, nunca saldremos de esta fase de emergencia, y no hay duda de que el sistema colapsaría, probablemente esta vez de manera irreversible.  

Por si sirve, susurramos a las autoridades y expertos, siguiendo a Abel Novoa, que “las amenazas globales se derrotan desde la resiliencia local”, y en lo local está la APS y Alma Ata, no sólo los hospitales.