Saltar a contenido

Día Mundial de la Salud: Alma -Ata cuarenta años después.

Han pasado cuarenta años desde que la Conferencia Internacional de Atención Primaria de Salud (APS), celebrada en Alma-Ata el 12 de septiembre de 1978, expresó la necesidad de una acción urgente por parte de todos los gobiernos, profesionales sanitarios y organizaciones implicadas  de protejer y promover la Atención Primaria de Salud para todas las personas en el mundo,  bajo el lema “Salud para Todos en el Año 2000”.

¿Y antes de Alma-Ata?

Hasta la conferencia de Alma Ata se tenía un concepto “hospitalario” dónde las prioridades en salud divergían, y la atención médica estaba basada en una organización vertical. Es la época del auge del “desarrollismo” donde la tecnología iba a ser la panacea de todos los males mundiales. Y los frutos de ese desarrollo estaban repartidos de manera desigual, con unas brechas de salud en el mundo abismales.

Objetivos generales de Alma-Ata

A partir de la Declaración de Alma-Ata se incorporaron conceptos claves y novedosos. En primer lugar, la Salud como Derecho humano fundamental de todas las personas. Se pretendía  así luchar contra la inequidad existente en el estado de salud de las personas del planeta, buscando tener la mejor salud posible. Esto no se podía conseguir desarrollando solamente un buen sistema sanitario, sino que había que implicar a otros muchos sectores sociales y económicos (de hecho, habla de que “el desarrollo económico y social basado en un Nuevo Orden Económico Mundial es vital” para la salud y la equidad en salud).  Señala así al Estado como último responsable para garantizarla.   

 En segundo lugar, la universalidad y la integralidad como elementos claves de la organización del cuidado a la salud, reconociendo y exigiendo acciones intersectoriales.

En tercer lugar, la organización y participación de la comunidad como componente central de la construcción social de la salud.

La Conferencia de Alma-Ata planteó que con una política clara y novedosa se podría incrementar el nivel de salud de las poblaciones desfavorecidas y, de ese modo, conducir al desarrollo general de la sociedad. La Declaración amplió el modelo médico para incluir factores sociales y económicos, y reconoció que las actividades de numerosos sectores, incluidas las organizaciones de la sociedad civil, podían contribuir a mejorar la salud. Los objetivos generales eran la equidad en el acceso a la atención, y la eficacia en la prestación de los servicios.

Hay otro hecho histórico relevante a considerar: Alma – Ata tuvo el valor de reconocer las desigualdades existentes, y reclamar una “Salud para todos en el año 2000”.

Alma-Ata cuarenta años después

Los resultados después de 40 años de APS son algo ambivalentes. Los indicadores de salud mundial como la esperanza de vida han mejorado, pero la equidad en salud no lo ha hecho en la misma forma. La brecha entre la salud de los más pobres y los más ricos ha aumentado en los últimos años. ¿Es culpa de la APS? Más bien es que el concepto global de la APS (interdisciplinariedad y participación ciudadana) apenas se ha desarrollado en el mundo, sustituyéndose por el de Primer Nivel de Atención en muchos lugares, con un componente más técnico que comunitario. Los instrumentos de participación ciudadana no se han  desarrollado suficientemente, ni siquiera en contextos donde la ciudadanía dispone de mayor margen de intervención y participación social. Y éste es su gran déficit.

El otro ha sido la incapacidad de regular/ponerse de acuerdo a todos los sectores que afectan a la salud. Es cierto que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) retoman la idea de la multidisciplinariedad, pero no dicen cómo y el cómo es importante. La capacidad de rectoría de la salud mundial está hoy muy fragmentada. Muchos actores trabajan en el sector salud, pero la capacidad pública de definir y proteger la salud es cada vez más frágil. El factor crisis también ha influido significativamente a la hora de desarrollar programas, y se han tenido que reducir o cerrar proyectos de salud. En el caso de la OMS, que debería ser el organismo que liderara la gobernanza de la salud global, la sensación es de que cada vez depende más de la financiación de donantes privados debido a la reducción de aportaciones de estados miembros, lo que nos parece una irresponsabilidad.

Sin mencionar la grave escasez de personal sanitario, especialmente en África y en el Sudeste asiático, ya que se requieren enormes inversiones en recursos humanos, el componente más caro e importante de los sistemas de salud. A esto se suma la necesidad de aumentar la disponibilidad y accesibilidad de los medicamentos esenciales, así como la falta de producción de ciertos medicamentos y vacunas que están en manos de unas pocas empresas que determinan la cantidad de producción y se distribuyen al mejor país-postor.

Otro factor que hay que considerar es el alto nivel tecnológico en el que está derivando la medicina, ya que coloca al sector salud en el punto de mira del capital y las grandes corporaciones privadas, atraídas por las enormes ganancias que generan. En este sentido hay que vigilar y reconocer cuándo un agente de salud se interesa más por las ganancias que por el propio objetivo.

medicusmundi sigue comprometida con Alma – Ata. Sus principios han guiado nuestra labor en los últimos 40 años como reconoce la OMS al concedernos el premio Sasakawa. No obstante, consideramos que es indispensable revitalizar los principios de la APS para asegurar la mejora de la salud de toda la población. Nuestra propuesta de trabajo se basa en un marco conceptual que conjuga tres áreas de intervención de forma paralela y coordinada: el fortalecimiento, la promoción y la defensa de la Atención Primaria de Salud. 

En medicusmundi creemos firmemente que es posible y viable lograr grandes avances partiendo de la premisa de que la mejor manera de conseguir salud para todas las personas es construir sistemas públicos de salud fuertes, que no dejen a nadie atrás. Por eso seguimos trabajando día a día para hacer realidad el derecho a la salud.